lunes, 11 de abril de 2011

****_


Si la siento, en Wirikuta ronda una venada. De hecho wirikuta todita es una venada. Nos enseña a entregarnos a cada momento. Nos enseña a proteger la vida. A respetar cada corazón que late. Nos enseña simplemente a amar. Enseña congruencia entre nuestros actos y entre nuestros rezos. Así que de nada sirven ceremonias, danzas, temazcales, cantos etc etc si no lo llevamos a nuetra cotideanidad misma, con nuestro prójimo mismo, ya sea humano, animal, planta, árbol, el agua de la llave; y por supuesto nuestro ser mismo, a través de nosotros está el equilibro de la vida. Suena simple, pero es difícil pero lo que nos dice esa venadita es que abramos mucho el corazón, porque en un corazón entregado y por parádojico que suene, en un corazón abierto ya no cabe el ego, ya no caben JUICIOS, que es lo que más nos chinga, juzgar al otro y por lo tanto juzgarnos a nosotros mismos; en un corazón abierto está la conciencia de cada latido, un corazón abierto está hecho de amor. Somos sembradores de sueños, somos cosechadores de flores. Gracias Wirikuta por compartirme tu corazón, gracias a los ancestros de la tierra, del agua, del viento, del fuego, del cielo por recordarme y enseñarme a honrarlos en el acto puro de la vida misma, honrarlos en el niño, en mi madre, en mi padre, en el vecino, en el árbol, en una planta, en una flor, en el agua del excusado. Gracias ser venado por enseñarnos la sutileza de la vida en vibración, en energía. Con todo respesto y humildad consciente.